A comienzos de este mes vió la luz uno de los álbumes más esperados de la temporada. El retorno del lado canalla de Nick Cave y sus colegas de Grinderman. Tan sencillo como “Grinderman 2”, algo así como más duro, más largo y sin cortes… o eso pretenden. Y como en la anterior entrega, con una desmesura en el marketing para resaltar ese lado canalla que libera, como si nunca lo hubiera tenido. Evidentemente es puro marketing, a la hora de vender el nuevo producto el pasado no existe, cuando sin embargo la suya es una historia que da la vuelta al mundo, desde las antípodas, geográfica y musicalmente.
Todo comienza en Melbourne, Australia, a mediados de los 70, pero ahorremos precedentes innecesarios. En 1976 nacen
The Boy’s Next Door, una banda formada por Nick Cave,
Mick Harvey ,
Tracy Pew y
Phill Calvert , con la posterior incorporación de
Rowland S. Howard , y que rapidamente se convierten en abanderados del post-punk del pais, y que todavía hoy, junto con
The Scientists siguen siendo una etiqueta de culto. Esta banda es la misma que posteriormente se refundó como The Birthday Party, pero para eso habría que cruzar varios charcos. Si la etiqueta post-punk es en si misma bastante inclasificable, ya que en realidad nos transmite a un sinfín de corrientes y variantes de (eso sí) un momento concreto, el relativo aislacionismo australiano complica más las cosas, así que lo dejaremos en que practicaban un post punk bastante cercano a la
dark wave y el movimiento gótico. Tras el relativo éxito de su single de debut, en el que destrozaban el
These Boots are Mede for Walking de Nancy Sinatra como principal reclamo, pronto publicaron su primer largo, el álbum “Door, Door” (Zoom/Mushroom Australia,1978). Sobra decir, que como casi siempre en estos casos, fueron totalmente incomprendidos. Sin embargo, el único single perteneciente a este álbum sí tuvo una cierta relevancia, y era el tema que lo cerraba, ‘Shivers’ una tragedia de pareja en modo de balada que en nada se ajusta estilísticamente al resto del álbum, aunque sí la temática. “Door Door” suena a día de hoy ingenuo y disperso, suena a demasiadas cosas poco centradas, hay post-punk rítmico de manual, cañonazos de punk melódico, divertimentos de pub rock, y un puñado de temas bastante oscuros. Sin embargo sus temas más vanguardistas y originales no se incluyeron en el álbum siguiendo criterios comerciales, y los que sí se incluían fueron modificados. Ni crítica ni público hicieron demasiado caso de un álbum en el que sí había ciertos momentos realmente emocionantes, como este ‘The Nightwatchman’ que abría el álbum:
Pero desde aquí la historia se enreda, o habitualmente se cuenta demasiado rápido y mal. Comienzan a preparar su nuevo álbum, que se titulará “The Birthday Party” (Missing Link Recs 1980), y en el que pretendían poner toda la carne en el asador. Con la incorporación de Rowland su sonido había cambiado, las guitarras eran mucho más agresivas, el ruido se convierte en parte importante de las composiciones, la percusión se convierte en minimalista y tribal en ocasiones, mientras las líneas de bajo dominan toda la composición y Cave corea, grita y recita la mayor parte del tiempo en lugar de cantar, como se hizo patente en el fantástico Ep previo “Hee Haw EP” (Missing Links Recs 1979) en el que se atrevían a deconstruir el rockabilly de la mano del freejazz más ruidista. Con su nuevo trabajo bajo el brazo hacen las maletas y se traslandan a Londres, con la intención, ahora sí, de triunfar. Pero el éxito no fue tan inmediato como pensaban, comenzaron las disputas internas y también los problemas legales con respecto a su nombre, puesto que para las editoras anglosajonas “Boys Next Door” era una banda estadounidense de mediados de los 60 (los llamados
Beach Boys del Medio-Oeste) procedentes de Indiana. Por ello el álbum se distribuyó en el Reino Unido bajo su etiqueta original australiana, sin poder tener una distribución mayor. Quizás suene a disculpa, pero quizás por eso este álbum tampoco triunfó, aunque esta vez sí estamos ante una auténtica joya. “The Birthday Party” (recordad que es el 2º álbum de The Boys Next Door, y no el primero de los Birthday Party) continuaba la línea de “Hee Haw EP”, era abrasivo, desconcertante, arrítmico, agónico y muy ruidoso, y por encima de todo escabroso y provocador, sin duda una de las cumbres del post-punk, escojáis la vertiente que escojáis.
Mr Clarinet abría ese álbum como un chiste macabro.
Tras este álbum, la banda cambió definitivamente su nombre por The Birthday Party, y este álbum sería posteriormente reeditado bajo autoría de los Birthday Party, pero unido a “Hee Haw EP”, titulado sencillamente “Hee Haw” (4AD, 1983).
Nadie es profeta en su tierra, así que el moderado éxito cosechado por la banda en el Reino Unido se multiplico en su Australia natal, y allí volvieron a comienzos de 1981 para grabar su nuevo álbum, que debería suponer un nuevo paso hacia adelante. Con unas bases bien asentadas aumentan el ruido y la velocidad, la percusión se vuelve más tribal y la voz de Cave sigue creciendo en registros hacia cualquier vía no convencional. Este álbum (primero oficial como The Birthday Party) será “Prayers on Fire” (4AD, 1981) con más exabruptos que nunca. El gurú radiofónico de la BBC John Peel los acoge como una de las bandas fundamentales del cambio que estaba sucediendo, pero sin embargo tampoco tuvieron demasiado tirón entre el gran público. Como en anteriores ocasiones los temas de más éxito fueron los menos abrasivos, como este fantástico “Nick the Stripper”:
Los continuos viajes entre Australia y Reino Unido, y el escaso rendimiento económico ahonda en las diferencias entre sus miembros. Mientras estaban grabando su siguiente álbum (siempre en Australia) a finales de 1981 comienza un carrusel de sustituciones. El disco será finalmente terminado en 1982 en Londres, pero antes de su salida la banda se muda oficialmente a Berlín Occidental, paraíso de la libertad creativa una vez que muchos artistas de la
RFA se estaban mudando a la vieja capital, donde Cave y Harvey contactan con
Lydia Lunch y
Blixa Bargeld (de los geniales
Einstürzende Neubauten , cabeza del movimiento de la música industrial alemana) fundamentales para los últimos retoques del álbum que estaba por venir: “Junkyard” (4AD, 1982) donde el ruidismo, la velocidad y los exabruptos llegan a su cúlmen, y en medio de la esquizofrenia aparecen
She’s Hit y “Junkyard”:
“Junkyard” fue el álbum más exitoso de la banda, alcanzando el puesto 73 en las listas británicas, y The Birthday Party continuaron grabando, pero nunca más volvieron a publicar un LP hasta la disolución de la banda. Desde mediados de los 80 comenzó a ver la luz todo el material inédito, complementando reediciones o formando recopilaciones de rarezas. Lo más recomendable sin duda son las “Peel Sessions” publicadas en 2001 por la BBC.
Inmediatamente Nick Cave y Mick Harvey crean una nueva banda, con viejos amigos y algunos de sus nuevos compañeros en Berlín. Nacen The Bad Seeds (“Bad Seed” había sido el último EP publicado por los Birthday Party), en el que Cave será protagonista. Ya en 1984 publican su debut “From Her to Eternity” donde todo aparece reciclado. Nick Cave & The Bad Seeds es una especie de banda total en la que todo es posible y en continua evolución. En más de 25 años de la banda (con desfile de miembros temporales hasta las recientes marchas de Bargeld y Harvey) se han ocupado de cultivar una imagen ambigua, como vía musical expresionista, pasando por las composiciones más serias y cultas, aumentando el dramatismo surrealista de sus mensajes y reduciendo las explicit lyrics que tantos problemas le han ocasionado a nivel comercial, pero sin renunciar jamás a ese poso ruidista, punk y macarra de sus inicios. En sus álbumes de la década de los 80 podemos observar perfectamente esa ambigüedad y la continua búsqueda de nadie sabe qué: el citado “From Her to Eternity” (Mute, 1984) contenía composiciones que en realidad se habían creado para el siguiente álbum de The Birthday Party, por lo que la continuidad resulta evidente. En el siguiente “The Firstborn is Dead” (Mute, 1985) Cave indaga en la música sureña y el auténtico blues rural, inispirado en Leadbelly, Blind Lemon Jefferson, Elvis y John Lee Hooker, que tiene una cierta continuidad en el siguiente “Kicking Against the Pricks” (Mute, 1986) una colección de versiones de Hooker, Johnny Cash, Velvet Underground o Roy Orbison en medio de un buen puñado de temas tradicionales del mismo folklore sureño. Del mismo año es “Your Funeral, My Trial” (Mute, 1986) su álbum más depresivo, triste y desesperado, una especie de catarsis, cuando Cave estaba profundamente enganchado a la heroína, y ante la cual mostraba su impotencia. “Tender Prey” (Mute, 1988) es el último álbum de su etapa berlinesa, y quizás el más coherente de toda esta etapa, más pausado, y aunque enfurecido, esta vez consigo mismo, logra el reconocimiento de su transformación en artista serio en parte gracias al éxito de la que fue su tabla de salvación, “Mercy Seat”:
Con el cambio de década, Nick Cave abandona Berlín, cambia de pareja, se muda a Brasil, donde grabará por completo su nuevo álbum: “The Good Son” (Mute, 1990), y se desintoxica. Quizás demasiados cambios repentinos. Su creciente fama a lo largo de su primera etapa con The Bad Seeds se vio cortada. Ni el público ni la crítica entendieron la nueva faceta de Cave, ahora rodeado de sofisticadas orquestaciones, y que cantaba a la alegría de vivir, demasiado espiritual. Algo que resultaba comprensible en lo personal, pero no en lo artístico.
El siguiente asalto llega en 1992. Nick Cave va recuperando su estado natural, y “Henry’s Dream” (Mute, 1992) es un retorno al desasosiego característco de sus inicios. Es una obra conceptual inspirada en la serie de poemas “The Dream Songs” de John Berryman, y aunque la postproducción no convenció a la banda, supuso un nuevo despegue en su carrera, que se confirmaría con el buen estado de la banda en el directo “Seeds Live” (Mute, 1993). En 1994 llega “Let Love In” (Mute, 1994) quizás el que sea el espaldarazo definitivo a la banda, y en el que conjuga a la perfección esa nueva faceta orquestal y pausada con ataques de furia ruidista como en los tiempos de Birthday Party. Aquí ya hablamos de palabras mayores, temas como la inquietante ‘Do You Love?’, o la deliciosa ‘Loverman’ se enfrentan a las agresivas ‘Jangling Jack’ o ‘Thirsty Dog’, para conseguir un acabado casi perfecto. Además de las excelentes críticas el álbum se convierte realmente en superventas.
Por fin lo habían conseguido. Ahora tocaba hacer posible un proyecto en el que Cave llevaba años trabajando “Murder Ballads” (Mute, 1996) que eran una colección de canciones sobre asesinatos, algunas de ellas tradicionales, y otras basadas en relatos del propio Cave, y para ello cuenta por primera vez con colaboraciones estelares (Kylie Minogue, Shane MacGowan y P.J. Harvey). El resultado es un álbum casi teatral, por momentos tradicional y por momentos onírico, muy complejo en su estructura y en muchas de sus composiciones, pero finalmente un éxito rotundo.
Tras cinco años en los que Nick Cave y compañía lo habían conseguido todo, Cave recae en las drogas, y eso se percibe en su trabajo. “The Boatman’s Call” (Mute, 1997) y “No More Shall we Part” (Mute, 2001) son dos discos preciosos, pero muy intimistas, vuelve la espiritualidad de la mano del piano omnipresente, con orquestaciones muy elaboradas en ocasiones y minimalistas en otras. Son en realidad dos obras de enorme madurez de Cave, que aunque aclamadas por la crítica, su público natural no entendió en un lapso de tiempo tan amplio.
Algo similar a su siguiente trabajo, “Nocturama” (Mute, 2003), que básicamente era una continuación en lo musical de los anteriores, aunque eso sí mucho más luminoso, (lo cual seguía preocupando a sus fieles) pero contenía dos piezas que avanzaba un posible retorno a su sonido furioso, ‘Dead Man in my Bed’ y la enorme y trepidante ‘Babe, I’m on Fire’ de 14 minutos sin tregua que parecía totalmente descontextualizada en este álbum. Tras este álbum, Blixa Bargeld abandona The Bad Seeds.
Al año siguiente, afincado ahora en París, publica una de sus obras más ambiciosas, el doble álbum “Abattoir Blues / The Lyre of Orpheus” (Mute, 2004) en el que vuelve a lograr ese equilibrio perfecto entre los temas sosegados al piano y el rock rabioso y ruidoso marca de la casa. Era su 13º álbum de estudio, y su éxito fue rotundo. El doble título se corresponde a cada uno de los volúmenes que incluye, y para los cuales empleó a bateristas diferentes. Desde el premonitorio ‘Get Ready for Love’ se percibe un cambio total de actitud, el estado de animo de Cave parecía volver a ser el mismo de siempre, furioso y desbocado, pero contenido por la troupe de coristas que le acompañan y/o cuando la composición lo requiere, y sobre todo, lo que nunca habíamos contemplado, radiante de optimismo sin decaer en su energía. En “Abattoir Blues” además del que abre, tenemos el orgulloso ‘There she goes, my beautiful world’, el regreso a los salvajes Birthday Party con ‘Hidding All Away’, y su faceta más preciosista en ‘Messiah Ward’, todo sin forzar. En “The Lyre of Orpheus” encontramos el lado más intimo del álbum, más blues, y más crooner, no tan maldito como antes, pero con mucho que contar de sus experiencias recientes, y en medio quizás el tema más sobresaliente del álbum, ‘Supernaturally’:
A mitad de década, Nick Cave se muestra totalmente recuperado de cualquier tipo de achaque físico o vital, y multiplica su actividad como nunca lo había hecho, participando en diversos filmes, volviendo a sus novelas, y creando varias bandas sonoras, o poniendo voz en otras compuestas sobre todo por Warren Ellis y Blixa Bargeld, además de otras muchas colaboraciones en álbumes ajenos, y la creación de un proyecto paralelo, Grinderman.
Para su siguiente álbum con The Bad Seeds debemos esperar hasta el 2008. “Dig, Lazarus, Dig” (Mute, 2008) es como una continuación de esa temática de antigüedad clásica, de la que está por ver si se completará a modo de trilogía, pero lo cierto es que ha resultado ser el álbum más exitoso de su carrera, en el que da todo lo que se espera de él y aporta una linea de experimentación con el ruído que hacía mucho tiempo que había abandonado. Tanto el tema homónimo
Dig Lazarus Dig como ‘Today’s Lesson’ fueron dos éxitos instantáneos, y como contrapunto (y como es habitual en su carrera) convertir en single el tema que cierra el disco
No more news from nowhere y a su vez en un video espectacular.
Y para terminar, solo nos falta Grinderman. Su primera entrega data de 2007, y desde el primer momento apestó a producto de marketing por todas partes. “Grinderman” (Mute, 2007) era eso sí un álbum fantástico, pero era como reducir a los Bad Seeds a tres miembros (Warren Ellis, Martyn Casey y Jim Sclavunos) acompañando a Cave, y toda esa parafernalia de resucitar el lado más agresivo de Mr Cave y demás tampoco tiene mucho sentido. Insisto que es un buen álbum, tampoco de los mejores de sus carrera, pero no encuentro esa diferencia para vender este álbum con otra marca. Sencillamente se diferencia en que no se cortan en las _ palabrotas_ y nada más, por que ni siquiera sería uno de los álbumes más furiosos y cabreados de los Bad Seeds, lo peor de todo es que para el neófito que pique el anzuelo, y se acerque por primera vez a la obra de Cave a través de Grinderman, seguramente no profundizará más allá. Quizás solo sea un error de cálculo en el marketing.
Y ahora a comienzos de este mismo mes, por fin tenemos en nuestras manos “Grinderman 2” (Mute, 2010) que se ha hecho esperar debido a los compromisos literarios de Nick Cave. Nos ofrece más de lo mismo, un poco más pausado incluso. Pero sobre todo es un álbum mucho más irregular a todo lo que nos tiene acostumbrado, con grandes diferencias entre las composiciones, que parecen no terminar de ensamblarse unas con otras… e incluso bastante decepcionante. Quizás lo más sobresaliente sean ‘Evil’ y el arriesgado single de lanzamiento ‘Heathen Child’ (que parece compuesta para el video clip, y no al revés):
Y por último la reciente
acusación de plagio que ha interpuesto el escocés Frankie Duffy contra Nick Cave por considerar que
Palaces of Montezuma (de este “Grinderman 2”) es un plagio de su tema
Grey Man publicada con su banda anterior Rising Signs, juzguen ustedes.
Quizás el exceso de actividad de estos últimos años le esté pasando factura a Nick Cave, aunque al menos este bajón se produce en una banda paralela (para mi de mucho menor calibre, e inflada en los medios a golpe de talonario). Solo nos queda esperar al próximo trabajo con The Bad Seeds para comprobarlo y despejar la duda de como saldrá al paso sin su mano derecha Mick Harvey, aunque como en sus peores discos, yo soy optimista, y siempre espero que me sorprenda. Por que antes de presentar “Dig Lazarus Dig” el propio Cave afirmó que sonaría como “Grinderman”, y efectivamente, todo seguía sonando a Bad Seeds. Recientemente ha anunciado que ya están en ello, así que a esperar con ganas…