Hoxe en Libro de Notas, unha nova entrega da columna De Ventrílocuos Impostores, adicada a Mick Collins!!!
2011 comienza fuerte, muchas novedades de esas que las masas esperan con impaciencia e incluso ansiedad... PJ Harvey y su posible encumbramiento, Radiohead en su linea, The Strokes y su salto a la mediocridad absoluta, o peor; The Fuzztones, REM, Drive-by Truckers, Black Joe Lewis, el retorno a empujones de Wanda Jackson, o clásicos eternos como Jeff Beck ou Nick Lowe... parece que de repente todos se han puesto a trabajar, sin embargo uno de los que está pasando más discretamente desapercibido es el nuevo trabajo de los Dirtbombs de Mick Collins, gurú del underground y figura de trayectoria intachable, que ha levantado unas cuantas ampollas con su último experimento “Party Store”, de digestión pesada, pero con un trasfondo asombroso que viene para cerrar el círculo abierto. O quizás sea otra cosa, pero el caso es que no se ha entendido.
Estamos hablando de toda una institución en la ciudad de Detroit, la ‘motor-city’ que desde que a finales de los 50 ha sido constantemente un referente en la música mundial. Centro del movimiento soul y funk generado por la discográfica Motown, germen de una de las primeras explosiones del rock (y realmente las primeras manifestaciones punk) con MC5 y los Stooges a la cabeza, luego fue el Detroit Techno, y luego el Rap... Detroit siempre ha sido un hervidero de bandas y artistas de todo tipo, a las que periódicamente el mundo entero vuelve su vista no vaya a ser que algo se le haya escapado. En las últimas décadas Mick Collins siempre estuvo ahí, como músico, como creador analógico, editor de fanzines, crítico, productor, promotor... poniendo los cimientos para que Detroit volviese a ser o centro de toda-las miradas en algún momento. Como es habitual, los que dan el campanazo nunca son los mejores, en este caso fueron sus pupilos The White Stripes, quienes consiguieron la atención del público masivo y de reojo a toda la escena de Detroit. Bandas tan diversas como Six by Seven, Detroit Cobras, The Von Bondies, Suzi Quatro, Soledad Brothers, Electric Six, The Paybacks o The Mutants (solo por citar unos cuantos así de memoria) conformaban una escena única, variopinta y demoledora que tuvo su germen en el seminal New Garage Detroit. Y en esa época, Mick Collins era el auténtico nexo de unión entre todas esas bandas, todas le debían algo.
Desde los primeros 80, estuvo involucrado en bandas coma U-Boats, The Floor Tasters (como batería), y un proyecto en solitario llamado Man Ray. Ninguno de ellos tuvo el más mínimo éxito fuera de su instituto, aunque hoy en día esas infames grabaciones caseras se cotizan a precio de muy pocos bolsillos. En 1986 funda The Gories junto con Dan Kroha e Peggy O’Neill, y aunque para éstos era su primera experiencia, terminaron por ser una banda de vital importancia en la transición entre el rock’n’roll dos últimos 70 y los 90. Estaban inspirados en el rhythm n’blues más salvaje y oscuro, sobre todo influenciados por los shows de Screamin’ Jay Hawkins, pero en lugar de incorporarse al movimiento de revivalismo de garage sesentero que salpicó numerosos puntos de los USA, The Gories desarrollaron su propio sonido, evidentemente obligados por las enormes limitaciones técnicas en sus inicios, pero que terminaron por generar su propia marca sonora. The Gories son uno de los grandes paradigmas del hazlo tú mismo aunque habitualmente no se identifique su estilo con el DIY, eran muy sucios, eran punk y eran garage, pero tenían una enorme obsesión por la cadencia del blues y la rítmita del funk, que consiguieron ensamblar de un modo único hasta crear escuela, a la que muchos intentaron dar nombre sin éxito: blues minimalista, trash blues, rhythm’n’trash...
Entre 1986 y su disolución en 1992 The Gories grabaron tres álbumes, entre los que destacan dos joyas: su álbum de debut, “House Rockin’” (New Rose, 1988) sencillamente abrasivo, como un ritual de vudú (‘Let me hear the choir’, ‘Give me love’ son insuperables en su género, y ‘Hidden Charms’ como el perfecto exponente del que será el sonido gories) , y el siguiente “I Know You Fine, but how you doin’?” (Wanhead, 1990), que es realmente su obra maestra, amplían el registro, incorporando el gospel y dando todo el protagonismo al blues, ahora enérgico y funky, como demuestran ‘Nytroglicerine’, ‘Detroit Breakdown’ o su himno ‘Hey! Hey!, we’re The Gories’. (estos dos primeros álbumes fueron re-editados en cd de forma conjunta con el título “I Know you be House Rockin’“ -Crypt, 1994-).
Su último lp, “Outta Here” (Crypt, 1992) es considerado por muchos una obra menor, quizás por que algunos esperaban una nueva vuelta de tuerca, o quizás por que para otros sea demasiado ecléctico dentro de su estilo, y es cierto que el brillo de los Gories se apagaba, pero todavía guardaban algunas sorpresas (la tremenda versión del ‘There but for the grace of god’ de Machine, el homenaje a Bo Diddley en ‘Crawdad’, o su particular interpretación del surf en ‘Omologato’). Tras su disolución, varias compañías continuaron publicando singles que les habían prestado para recopilatorios y homenajes, hasta este momento, en que estamos esperando por un nuevo single que debería publicarse este 2011, tras la reunión de la banda para realizar giras con The Oblivians en 2008 y que ha continuado hasta el año pasado.
Tras la disolución de The Gories se desató el espíritu inquieto de Mick Collins, que multiplicó sus apariciones en bandas efímeras, colaboraciones con otros colegas y formando una y otra vez sus propias bandas paralelas. Tantas que será imposible citarlas todas, algún proyecto creado incluso para grabar un solo tema para cederlo a un recopilatorio de un sello menor o un tributo. Casi inmediatamente a los Gories, Collins creó los efímeros Blacktop, junto con D. Lee Word, con quién en tan solo un año y medio publicó un puñado de 7’’ y dos álbumes: “I Got A Baaad Feeling About This” (In the Red, 1995) y “Up All Night” (Au-Go-Go, 1995), que luego recopilarían en el “I Got A Baaad Feelin' About This. The complete Recordings of Blacktop” (In the Red, 2003). Blacktop todavía sonaban muy a Gories pero menos cavernícolas y mucho más contundentes:
Todavía en 1997 volverían a publicar un doble 7’’ con el locuaz título “We Desist!” (In the Red, 1997) pero a estas alturas la cronología de unas bandas comienza a mezclarse con otras, puesto que ya había publicado sus primeros singles con The Dirtbombs, así que toca resumir. Se atreve con la composición solitario de la banda sonora de “The Sore Losers” (Sympathy for the record Industry, 1997) para el filme de John Michael McCarthy, y se suceden los proyectos paralelos, la siguiente será The King Sound Quartet con quienes solamente publicó un single y el lp “The Getdown Imperative” (In the Red, 1998) en donde en 6 temas encontramos su característica fusión de garage, r’n’b y punk, pero esta vez de la mano del free jazz, con la que destaca en la versión del ‘Space is the Place’ de Sun Ra. Luego llegaría el turno de The Screws, con la historia perfecta de cómo Collins se lía a crear un proyecto tras otro; en 1997 el grupo The Red Aunts eligió a Mick Collins como productor del que sería su nuevo trabajo, durante la grabación Collins colaboró introduciendo guitarras y coros... hasta terminar formando una nueva banda, The Screws, con quienes publicarían “12 New Hate-Filled Classics” (In the Red, 1999) y el tremendo “Shake your Monkey” (In the Red, 2001) con los que practica una extraña fusión como si The Gories hicieran rhythm’n’blues clásico. Además de las múltiples colaboraciones con ilustres como Jon Spencer, King Khan o el enorme Andre Williams en “The Black Godfather” (In the Red, 2000), por último citaremos otro de sus proyectos de homenaje. Junto con Jerome Gray forma The Voltaire Brothers, una banda con la que rinden tributo a sus funkmen favoritos, de modo que en “I Sing The Booty Electric” (Fall of Rome Recs, 2002) todo suena a George Clinton, Sly Stone, Marvin Gaye...
Pero vayamos de una vez a por The Dirtbombs. Collins los formó realmente en 1992, tras la disolución de los Gories, pero ocupó un lugar totalmente marginal en su actividad frente a los demás proyectos, cambios de formación, etc. Hasta 1995 cuando comienza a trabajar en serio en la que aún sin saberlo iba a ser su principal banda. Publicaron su primer single ya en 1996, hasta los más de 30 que van en la actualidad, además del carrusel de formaciones distintas que han acompañado a Collins (hasta 18 me dan ahora mismo las cuentas), The Dirtbombs destacaron desde sus inicios por lo espectacular de su propuesta, con su inimitable fusión de géneros (soul, blues, garage y punk) y su formación con dos bajos y dos baterías sumadas a la guitarra hiperventilada de fuzz de Collins, les convierte en la perfecta máquina de ritmo. Desde el principio Collins había pensado en los Dirtbombs como una banda única, distinta a todo lo que le rodeaba, resulta muy sencillo en sus propias palabras: <<...somos una banda punk, una banda soul y una banda pop, en ese orden...>>, la idea original de Mick para The Dirtbombs, era la de publicar solamente singles, 7” , eps y splits compartidos, <<Tener un máximo de 12 o 15 minutos para hacer tu trabajo mejora la calidad, tienes dos, o cuatro canciones nuevas y buenas, pues toma single!!... es mucho más relajado, y realmente al final la producción es mayor, y también de más calidad que teniendo que componer un álbum entero con cierta coherencia... por eso la mayoría de la gente nunca lo consigue...>>. Sabias palabras de Mick, pero lo cierto es que también él sucumbió a las presiones, y comenzó a grabar álbumes con The Dirtbombs, aunque el formato corto sigue siendo su favorito, debutaron en largo con “Horndog Fest” (In the Red, 1998), en el cual sus premoniciones se hicieron realidad, era como si el mismo no creyese en lo que estaba haciendo, y aunque encontramos algunas buenas canciones (todavía con ciertas reminiscencias a The Gories) la crítica fue bastante cruel con el esperado debut de la superbanda del gurú del rock de Detroit. Volvió a sus obras menores mientras preparaba su venganza.
“Ultraglide in Black” (In the Red, 2001) fue su segundo álbum y por fin consiguió deslumbrar al mundo entero. Era simplemente un álbum de versiones, pero aún así cerró las bocas de todos los que cuestionaban su capacidad para salir del inframundo en que reinaba. Ultraglide in Black es una selección de la mejor música negra (Marvin Gaye, George Clinton, Curtis Mayfield, Sly Stone, Stevie Gonder, Smokey Robinson, etc) reinventada por otro negro haciendo música de blancos. Dulces melodías soul convertidas en cañonazos de garage-rock, una fiesta de principio a fin. Lo había conseguido, el reconocimiento mundial de la banda que siempre había soñado.
Luego siguieron los impecables “Dangerous Magical Noise” (In the Red, 2003), y “We have you Surrounded” (In the Red, 2008), y por medio el imprescindible “If you don’t already have a look” (In the Red, 2005) que reúne en un doble cd todo su material desperdigado por singles, recopilatorios, tributos y demás hasta la fecha, dividido en temas originales y sus versiones casi imposibles, desde ESG, Yoko Ono, o Elliott Smith, hasta mezclar en el mismo tema a los Rolling Stones por partida doble (‘No Expectations’ y ‘Sympathy for the Devil) con los Beatles (‘Hey Jude’), en un bootleg perfecto.
Habéis comprobado como además, Mick Collins es un auténtico mitómano, empeñado en reproducir y reconstruir todo aquello que le entusiasma, con una capacidad pasmosa para hacer versiones de absolutamente todo, ha terminado por hacer álbumes de homenaje a sus héroes del soul, de funk, del punk, covers de garage, de post punk, a la música disco de los 70... y solo le faltaba el techno. Y con eso ha inaugurado este 2011. El nuevo álbum de los Dirtbombs se aleja bastante de sus flexibles parámetros habituales, “Party Store” (In the Red, 2011) es un homenaje a una parte de la historia de su ciudad que nunca antes había tratado. Se trata de un nuevo ejercicio de fan mitómano a la música techno de Detroit, normal que muchos de sus seguidores se hayan echado las manos a la cabeza, es un álbum arriesgado, si habitualmente se hacen remixes electróicos de temas rock, Collins ha decidido invertir el proceso, y no solo en una curiosa versión para coleccionistas, si no en formato de álbum completo, con un par... Si lo pensamos, la música soul o funk que habitualmente reconstruye Collins comparten unas estructuras similares, y se pueden respetar las melodías, y mantener en cierta manera la harmonía del conjunto, sin embargo “Party Store” se lanza a un mundo desconocido. Además no selecciona temas fácilmente asimilables, sino que algunas son auténticos incunables y rarezas de experto en la materia que a nadie se le ocurriría transformar en rock’n’roll. Pero lo consigue, como en este ‘Cosmic Cars’ de Cybotron (primero escuchad la original de 1982):
En otras ocasiones la reconstrucción no es tan sorprendente, como en esta ‘Sharevari’ aunque hay que tener en cuenta que se realiza por una banda de rock (aquí la original de los Anumberofnames de 1981), que además es el single de presentación escogido para el álbum:
Y así continúa con el ya más conocido ‘Good Life’ de Kevin Saunderson’s Inner City, el ‘Jaguar’ de DJ Rolando, y hasta con el ‘Bug In The Bassbin’ de la Innerzone Orchestra del gran Carl Craig, que en versión de los Dirtbombs es espectacular instrumentalmente (como si se reencarnase de nuevo en Sun Ra), pero que sus 21 minutos de duración justo en medio del álbum puede resultar dañina para la paciencia del oyente rockero...
A mi me parece un álbum impresionante, evidentemente hai que saber de qué va, un experimento de versiones imposibles, por supuesto que este será el álbum menos recordado por sus seguidores, pero desde luego que es el más arriesgado que he escuchado en mucho tiempo, techno old school convertido en nadie-sabe-qué por el rey del New Garage Detroit, yo todavía no me lo puedo creer. Ni que haya hecho este disco, ni que vaya a hacer uno de rap, ni que haya vuelto con The Gories!!!!!!!!!!
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[Publicado en Libro de Notas o 24-01-2011]
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